[03] - hollow tree, husks of light

-Bien- Respondió y ambos cruzaron el portal directo al exterior antes de que ambos murieranen batalla, lo que sin duda sería muy, muy malo. Hasta su maestro sería capaz de traerla del Yomotsu solo para torturarla de nuevo con sus bromas sobre como pudo morir de esa forma. De inmediato, pudo sentir la arena bajo sus zapatos y la armadura, estaba tibia y el ambiente muy amigable comparado con lo que habían visto unos minutos atrás. Desmaterializó sus dagas, y su armadura con un resplandeciente cosmos que se guardó en el accesorio de su mano derecha. -Supongo que es todo un éxito... Que bueno...- Se sentó sobre la arena, respirando profundamente el aire limpio y salino del mar, el calor era tan agardable que daba ganas de tomar un baño pero lastimosamente no tenía ropa propia para ello así que optó por relajarse en la bera de la playa donde el agua le llegaba hasta los pies, refrescándola igualmente.

A diferencia de su colega que estaba ya sumergiéndose en las aguas, ella apreciaba la vista serena, las gaviotas volando tranquilamente, algunos cangrejos a lo lejos que se alejaban de ambos guerreros por precaución, algunas enbarcaciones a lo lejos con varios hombres y sus redes... Sin duda ellos trabajando calmadamente sin saber la besti tan peligrosa que estaba al acecho de ellos tan solo a una colina. La pelirroja atrapó el pedazo de cuerno a penas pues no estaba tan concentrada viendo a otros. -Gracias y.... Wooo... El material parece ser muy bueno, sin duda un item raro- observó el material, aún tenía un poco de sangre de su dueño pero quizá eso le daba un punto a más a su valor. Ya le preguntaría a su maestro luego, aunque ella suponía que la mandaría con los expertos de la casa de Aries.

-La orden fue irnos al terminar la misión pero ya que no demoramos mucho... No creo que nadie se incomode si volvemos mañana por la mañana... Me gustaría tomar un baño antes de partir y cambiarme de ropa- Envolvió el cuerno en un paño blanco y lo guardó en su morral -Debe haber posadas por aquí, alojémonos primero y descansemos... Aún me preocupa tu herida. Me gustaría cerciorarme que no tenga una infección ni nada riesgoso- la oji-verde se quitó el morral y se estiró sobre la arena dando vueltas de un lado a otro.

-Si tu lo dices... Luego no me reclames si arde demasiado- le respondió con cierto tono bromista aunque por dentro estaba aliviada de que Horace se sintiera mejor y con ánimos de meterse a la playa. Luego de unos minutos ambos partieron, pasaron primero por una pequeña tienda para comprar algo de equipo médico extra por si acaso el kit de emergencia de la pelirroja no fuera suficiente, de paso aprovechó para preguntar por un lugar de hospedaje. Llegaron a un lugar bien ordenado y limpio a simple vista, se organizaron ambos en sus respectivas habitaciones. Bekka trató lo mejor posible la herida y se serenó aún más que estuviera mejor de lo que esperaba, luego vino el tiempo del baño que tanto ella esperaba, la deliciosa cena que habían ordenado y finalmente el día estaba terminando ambos bebiendo algo de ponche.

-Es demasiado dulce... No... !Está super dulce!- no lo dijo, no se atrevería a decir eso luego que había invitado a Horace a visitar su familia para comer los dulces caseros de su hermana. Y aunque ella mismo comía los dulces, debía sre franca que no era lo más favorito de ella sino que prefería las cosas más... ¿amargas?... Café sin azúcar, chocolate, leche organica... Igual lo que ahora bebía era demasiado, aquello debía tener por lo menos un kilo de azúcar diluida. -Hahaha- rió por lo bajo intentando disimular su estado con la bebida. Y que la bebida sea alcohólica realmente no ayudaba pues Bekka estaba cero acostumbrada a las bebidas y con cierto terror de ellas, cortesía de su "amado" maestro.

-Mmm... Bueno, realmente no... No tenía idea de cuán peligroso era y es el mundo cuando era niña- fue una pregunta interesante, ella no lo podía negar pues hacía mucho tiempo que no pensaba en sus sueños pasados que no pudieron concretarse y muy probablemente nunca lo harían. -Lo que más quería hacer era patinar, quería competir... Ya sabes, vivir del deporte... No es un pensamiento tan loco en zonas donde la nieve es lo más común del día a día... Poco después conocí a Noah, mi maestro, y decidí vivir por otro ideal- Terminó bebiendo un sorbo más del ponche, un sorbo bien pequeño... Al menos bebería hasta la mitad por educación y luego podría hacerse la tonta. - ¿Cómo fue tu entrenamiento con el Señor Aries?... ¿Puedes reparar armaduras o es algo solo característico de los dorados?-

Ambos habían regresado al Santuario en un mejor estado comparado a como habían salido del laberinto gracias al día de descanso que habían pactado luego de aquella batalla. Mas, lo inesperado y que agobiaba un poco a la joven era que sin previo aviso, Bekka había sido llevada por Horace para dar su reporte con el mismísimo dorado de la primera casa... Solomón deAries.... Uno de los santos más respetados de todo el Santuario y maestro de su acompañante... Y si bien era cierto que debía hablar con él, la pelirroja esperaba primero entablar conversación con Noah de Cáncer, su propio mentor con quien ya tenía un vínculo y le conocía lo suficiente... Mientras que ahora ella estaba ligeramente nerviosa de estar frente al dorado usando su gloriosa armadura y una máscara algo extraña.

-!Si, señor!...- Alzó la voz cuando Aries le llamó demostrando su nerviosismo, y entusiasmo al mismo tiempo como si fuese una niña. Y el confeti no hizo más que animar ese lado infantil a tal punto que comenzó a aplaudir mientras el confeti caía sobre sus cabezas. -¿Eh?... Esperaba encontrarme con él personalmente... Pero le agradecería mucho si le informara primero... Ya hablaré otro día con él- asintió la joven ante la repentina propuesta que estaba deseosa de aceptar, bueno cualquier propuesta con tal de evitar un poco más a Noah, era bien recibida.

Luego de recibir un asentimiento por parte de Horace, fue Bekka se puso de pie para escoger uno de los sobres. El rojo que le recordaba mucho a su propio cabello estaba fuera de discusión, el segundo que le recordaba al cabello de Noah también, así que solo quedaba el último sobre... el plateado. Cuando la pelirroja acercó su mano hacia el objeto, más confeti fue lanzado por el golem como si estuviera celebrando que el sobre que él apuntaba había sido el elegido. Mientras que el otro golem parecía lucir algo desanimado por la elección de la señorita Day, aunque luego de algunos movimientos de muñeca de Solomón, este último tomó una escoba y comenzó a limpiar elconfeti del piso de la sala. -Es un bonito color... Espero no haber elegido el más suicida- ella rió por lo bajo mientras le entregaba la carta a Solomón, aunque era demasiado obvio que él conocía el interior de los tres sobres.

-Tu maestro se ve tan genial... ¿Siempre es así de misterioso?- le susurró a Horace mientras veía a Solomón leer el interior del sobre.

-¿Odio?.... No es eso una conbinación fuera de lo normal el odiar y salvarlos- comentó por lo bajo, sin duda el dorado de Aries era alguien bien interesante, pues aunque no le gustaban los seres humanos, estaba dispuesto a protegerlos. -Dejando de lado sus sentimientos por su deber... Que admirable hombre y de gran voluntad- La peliroja no pudo evitar observarle con ojos llenos de admiración al dorado frente a ella. Y como no tenía ganas de seguir hablando en susurros por respeto, la joven Aurora no mencionó más el tema de Solomon a Horace.

-¿Rumania?... Tan cerca... Muy cerca- La información de la nueva misión había traído cierta ansiedad y a la vez felicidad a la joven Day. Y todo eso se debía a que dicho país estaba muy cerca de su madre patria, Austria; a tan solo unos cuantos kilometros de distancia, lo que vendría siendo la nación de Hungría. Si bien había escuchado el resto de información, no dijo ni acotó nada pues no podía negar ni mucho menos apartar la alegría que le generaba y que se visualizaba en forma de una sonrisa suave en su rostro. -Un mes de espera... Es lo que hay. El tiempo últimamente pasa más rápido de lo esperado...- Se puso de pie,y se inclinó lo suficiente para mostrar su respeto al "GRAN" hombre que era Solomon de Aries.

-Así que Campiña... Podría haber sido más problemático, ¿no crees?... Algo así como Transilvania... Aunque es un lindo lugar... Es una región muy famosa e histórica... Solo de imaginar la historia del Empalador, me pregunto si habrán óperas sobre su vida- Sin querer ella mismo se emocionó lo suficiente como para querer dar una paseada por la región de Vlad Tepes, antes lo había hecho como parte de una excursión en la escuela pero ahora que sabía más de historia podría hacerse una mejor idea de los museos y librerías. -Prahova es también un muy buen lugar, aunque necesitaremos ropa más abrigadora... Iré a escribir una carta, te veo luego- le dió un saludo de despedida y salió de la primera casa directo a su humilde residencia, Bekka tenía que escribir una carta.

Había sido un mes lleno de cosas por hacer y personas que visitar debido a su pronta partida hacia Rumania, pues no sabía bien cuanto tiempo estaría fuera, es más aún si la misión era de corta duración sin duda ella se quedaría unos días a más para visitar su familia. Tenía unas ganas enormes de verlos, y saber si estaban bien, creía en ellos cuando le escribían cartas pero neceistaba verlos. Pues sospechaba que a veces su familia no le mentía sino que omitían detalles sobre salud y modo de vida. Igualmente, organizó todo en el Santuaio en su porpia habitación, se despidió de los amigos y aprendices con los cuales pasaba bastante tiempo y hasta ella tuvo una reunión con su maestro luego de haber recibido el informe de Solomon de Aries.

Como ella esperaba, Noah había entrado a la sala de los santos de plata sin anunciarse y dió un grande saludo a todos antes de observar a su única aprendiz que estaba ya pidiendo que le dejara ser con la mirada, pues se veía animado demás. -!Hey! !Hey!... !Bekka! ... Ni siquiera una carta, ni un mensaje ni menos tu presencia... Esa es la forma que expresas tu piedad filial- sonrió el pelinegro con una mirada llena de sorna, sin duda aquel hombre quería que se avergonzara ante los plateados. Y justamente lo había logrado, al ver a su alumna igual de roja que su cabello mientras los otros soltaban chiflidos, reían o hasta daban palabras de aliento a la ojiverde. Salió de la sala y le dió una mirada acusadora. -No te quejes, que te he hecho peores cosas- le guiño coquetamente y luego ambos se encaminaron hacia una taberna de Rodorio. Cada vez que regresaba de misión siempre hacían lo mismo, iban a beber juntos, luego Bekka que no gustaba de alcohol pasabamal y quedaba toda una ebria algunas veces animándose demasiado, llorosa a veces y haciendo el ridículo para deleite de Noah.

Así pasaron sus días y luego el siguiente mes llegó muy rápido. La señorita Day vestía ropa un tanto abrigadora, sabía que el país Rumano no era tan caluroso como Grecia así que se preparó por si acaso. Se encontró con Horace un día, llegaron al país Rumano días después, y al pueblo através de una camioneta granjera... -Ahhh... Me recuerda a casa- El pueblo de Bekka no era tan grande para tener tcnología y las lugareños preferían muchas veces mantener esa actitud tranquila y cero modernidad. Se quitó el abrigo y lo colgó en su morral, pues el clima era bueo, ni tan frío ni calor. Sin querer observó todo de un lado a otro, como una total extranjera y sin duda llamando la atención. -Amo este lugar...- Lo dijo sin más, como siempre toda una niña en expresar lo que sentía.

-Bueno, me gustaría preguntar un poco. Saber las rutas, costumbres, tipo de comida, las reglas... No dicen que hay que respetar las reglas del lugar que visites... Y ya que aquel Señor granjero nos ha dicho que podíamos preguntarle... Que le parece, o ¿prefiere primero alugar un cuarto y descansar luego del largo viaje?- ella le observó esperando una respuesta y un leve asentimiento así como un "Estoy listo" de su parte fue suficiente como para que ambos andaran hacia la granja que estaba muy cerca de la plaza. -Nos vamos- Mientras obsrevaban todo a su alrededor, mejor dicho solo ella, llegaron hasta la granja en 20 minutos. La camioneta estaba en una cochera rústica, había algunas ovejas y caballos a lo lejos, patos y gallinas más cerca en un corral amplio y bien limpio, y ahí estaba el hombre mientras descargaba varios contenedores metálicos vacíos.

-Señor como se encuentra... Espero no nos haya olvidado... Queríamos preguntarle algnas cosas-

-¿Ustedes?... Tan rápido están aquí... Pensé que descansarían un poco en la posada de la plaza donde los deje.... Pero bueno, digame, digame, que necesitan-

Ambos se acercaron al granjero quién fácilmente con una simple pregunta comenzó a narrar asuntos  del pueblo sin ningún prejuicio a dos extranjeros. Bekka prestó atención a lo que escuchaba,  "monstruos de mar"... ¿Tenía sentido algo así cuando no había mar cerca? ... Obviamente algo así era imposible, al menos para la vida normal que Pendragon buscaba y que ella esperaba que nunca tuviese... mas ambos sabían que el mundo de ellos, sobre los Dioses, caballeros y cosmos no entraban en esa descripción... Igualmente luego que el anciano terminara de hablar, Bekka se le dirigió una mirada a su acompañante más no dijo nada inicialmente -¿Un dungeon?...- se dijo mentalmente, quería decirlo pero hasta ahora no sabía como reaccionarían los aldeanos y el abuelo si una dungeon, una de esas cosas estaba cerca de ellos... Pues era diferente que esos monstruos aparecieran porque ya existían aquí en esta tierra que saber que venían de otra dimensión desconocida, donde no se tenía idea de cuantas más bestias había... Quizá los agobie y se los coma el pánico... O ¿no?

-No mucho... Sé poco pero necesitaría verlos con mis propios ojos para saber más o menos lo que son... ¿Agua?... Mas importante que eso... ¿Que buscan?... - Lanzó la pregunta a su alrededor. Nadie respondió pues no se sospechaba nada. -Señor... Esas bestias se han llevado algo del pueblo... ¿personas? ¿animales? ¿objetos?- No hubo tiempo para esas respuestas pues el hombre había accedido a contarnos la historia de la mansión.

-Oh, es una historia triste... Ellos eran una gran familia, la más prestigiosa de toda nuestra ciudad... Llena de tradición, honor y poder. Mas aún así, eso no se les subió a la cabeza. Eran justos, como los señores feudales debían ser... Ahhh, aún los recuerdo... Sabe joven, yo era tan solo un niño pero aún recuerdo cuando el Lord visitaba personalmente la ciudad para ver como iba la cosecha- El hombre paró lo que estaba haciendo, y pasó una de sus manos por sus cabellos, mostrando su pesar por el cruel destino del Lord y su familia. -Esa fue la última vez que los ví, a la dama y al señorito... Ese día ellos recibirían la visita de unos amigos, el Lord mismo me lo dijo cuando revisaba los tomates con mi padre... Me dijo que no lo veía hace varios años y ansiaba su llegada... Por eso se marchó temprano y ese mismo día escuchamos gritos cerca de la medianoche. No parecían ser humanos, eran espantosos y desgarradores... Me levanté de la cama, mi esposa estaba muy nerviosa así que salí hacia la calle donde me encontre con el alcalde y varios vecinos... Lo primero que nos llamó la atención era que no había iluminación en la mansión. Era de noche, pero siempre había guardias patrullando y antorchas en las paredes externas, pero esa noche no había nada... - Él suspiró pesadamente, siguiendo su relato. -Luego todo paró, silencio sepulcral... Estábamos preocupados, no queríamos ir pero debíamos hacerlo... El Lord siempre nos había apoyado, y era nuestra hora de apoyarlo...- Se sentó sobre un banco cerca. -Cuando llegamos a los portones, este estaba abierto y... vimos a los soldados o... lo que quedaba de ellos... Era una masacre, muchacho, la hierba y el piso manchado de rojo... El Lord y su familia... Solo quedaban pedazos... Fue... abrumador... Saber que nuestro amable Lord se había ido-  

Bekka no pudo evitar sentirse triste, podía sentir como el abuelo sentía su pesar y recordaba a esa familia como amigos y no separados por los titulos nobles. La pelirroja sabe que debe tomarse con calma, pero era fundamental para la misión que ellos supieran toda la información posible sobre esa mansión. -¿Qué paso después?... ¿Porque está abandonada?- El abuelo levantó la cabeza al cielo, respirando y de nuevo nos vió y comenzó a hablar. -Lo que paso fue....-

-Muchas gracias, señor.. Que tenga un buen día- se despidieron ambos del señor, mientras giraban sobre sus talones y se apartaban lo suficiente para que no les escuchara. -¿De noche?... Es lo mejor, así no llamamos la atención de los pobladores... Debemos registrarnos en el hospedaje antes que caiga la noche... El pueblo es pequeño por ello todo se sabe, sino estamos registrados, los aldeanos sospecharan de nosotros, igual... si preguntamos demasiado sería muy sospechoso... Qué deberíamos decir- Ainstió ante la sugerencia de seguir preguntando, para ver si calzaba la historia del señor... No dudaba de él pero quizá por su edad, podía haber obviado uno que otro detalle. -Primera vez que espero no tengas razón... Si esto se salé de las manos... Pendragon no nos ejará ir fácilmente... Lidiar con su política es tan cansado que prefiero estar en una dungeon- Sonrió la pelirroja levemente ante esa idea loca. No soloperdería su tiempo sino que sería sermoneada por Noah, y eso es lo que menos quiere en su vida. Prefería el estado fiestero de su maestro que su lado oscuro.

-Ninguna. Su sugerencia me parece la más plausible... !Preguntemos!- alzó sus puños en alto como toda una niña y con cierto fuego en sus ojos dorados. Siguieron por algunas calles hasta que la pelirroja decidió comprar algo de fruta de un puesto en la calle para una leve merienda, ofreciendole a su amigo viajero. -Siempre debemos estar bien hidratados y bien comidos, como dice mi mamá.. La fuerza viene del estómago... Bueno si todo sale bien, y no le incomoda podremos visitarla luego... Bueno si usted quiere... Pero comerá mucho con ella eso sí- Bekka pagó por la fruta y aprovechó para informarse un poco sobre el lugar.

-Señora... Aquí tiene...- La mujer aceptó la paga con una gran sonrisa mientras les preguntaba de donde venían. -De no tan lejos... Grecia... Somos escritores y escuchamos sobre el pueblo y la mansión... - mintió de la nada, ni siquiera había planeado con Horace la situación y ella se había mandado ya con esa información falsa de sus labios. Por dentro entró en histeria, esperando que su colega siguiera su absurda mentira. -No, no.. No queremos ir hacia ese lugar- la joven se apresuró a decir ante la sospechosa cara de la mujer. -Solo queremos saber como fue, para poder escribir sobre ello- ella rio nerviosamente, mas cuando la mujer se lo creyó, la calma le llegó a su alma.

-Por cierto... ¿Sabe de un buen lugar de hospedaje?...-

-Hay dos buenos lugares pero depende de su presupuesto. Uno se encuentra en la zona de Alta sociedad, es más caro pero vale la pena el servicio. El otro es la abadía, más económico sin tanto servicio extra pero sin duda un pacífico lugar-

-¿Horace, usted dirá?-

-Nunca debe perderse la cordialidad... Además... No dicen que los de alta alcurnia se expresan así- Bromeó la pelirroja, encantada por la situación. Primera vez que entraría a uno de esos establecimientos elegantes, y estaba un poco nerviosa aunque no podía permitirse exteriorizar esas emociones.

A pesar de las dudas, todo el registro fue fácil y rápido. Y así ambos se alojaron en diferentes habitaciones, por su parte ella optó por un cambio de ropa ligero para después encontrarse en la cafetería de la lujosa residencia. Ahí ambos a ojo público discutieron sus próximos planos, o mas bien ¿interrogatorios?... y sin pensar mucho en ello se adentraron en el asunto. Su "alegre" acompañante comenzó sus preguntas a un joven empleado que lucía bastante nervioso, quizá por el aire que ambos se manejaban y que griataba por todos sus poros que eran extranjeros fuera de lugar.

-Será que este chico sabe que soy pobre y cero clase- derramó lagrimas internas debido a sus propios pensamientos, al paso que ignoraba al joven y se centraba en su chocolate con leche. Y las galletas que adornaban la mesa de madera.

-Verá Señor.... Inicialmente el plano era ubicar el alojamiento en el centro pero años antes de la tragedia del castillo había robo de de ganado y comercios en todo el pueblo en especial en la plaza central- El mesero siguió jugueteando un poco con sus dedos para calmar sus nervios. -El alcalde y sus allegados verificaron las pérdidas, e inicialmente e creía que eran lobos que bajaban de las montañas aledañas... Bueno hasta ahora nunca se supo quien o que hacia los robos. Pero luego de varias semanas se fijaron que había ciertos establecimientos como la abadía, casas, mercados que no habían sido afectados nunca en meses... Y lo único que había en común entre todos esos lugares era que estaba presente flores. Narcisos para ser exacto. Desde ahí se aferró la creencia que los Narcisos alejaban el mal. Y como ustedes vieron, este hotel esta rodeado de un campo de narcisos. ¿Tiene alguna otra pregunta? .. O ¿Desea más chocolate y galletas? ¿alguna bebida para el señor?- Hablo el joven  que parecía estar un poco más confiado que antes.

No se dijo más sobre la historia, y ella no dudó en dar por terminado el asunto por ahora.  Pidió un poco de agua mineral para aliviar su estómago de la posible comida variada de la región. Y se concentró un poco en la info de los narcisos, había oido de esa planta a través de su maestro loco pero no recordaba nada útil, como se esperaba ese hombre nunca era de ayuda en los momentos que más se le necesitaba, seguro había hablado algo de flores + alcohol que ella no pudo entender. Y es más no quería entender.

-¿mmm?...- levantó levemente la mirada al sutíl movimiento de cosmos de su colega. No era normal, nada normal pensó la pelirroja y su sospecha se agudizó cuando se le pidió que no dijera palabra alguna. Así que tomó su bebida de chocolate "dulzon" en sus manos y le dio un sorbo. -Esto está amargo- reclamó lo suficiente para ser esucchada como una cliente insatisfecha, por la inexistente falta de azucar. Hizo eso solo para levantar la mirada y ver en la dirección de ambas mujeres vestidas con trajes "raros" y muy anticuados pero en fin, la moda para ella era muy extraña. -Que le parece si continuamos nuestra salida hasta la cena... Digo, ya estamos aquí- Lo mejor era seguir a ambas mujeres, así que había propuesto lo primero que se le vino a la cabeza pero aún así estaba nerviosa por su propio hablar. -Quien hubiera pensado que podía ser tan descarada, es culpa de ese viejo zorro... Maestro, me estás influyendo más de lo necesário... No debo dejar que ese viejo sepa esto, o me jodera por elr esto de mis días .... !AHHH!- Sus pensamientos se descarrilaron, mientras por fuera tomaba bolsitas de azucar y las espolvoreaba sobre su chocolate hasta que le trajeran su agua mineral que sin duda la iba a necesitar después de que estaba a punto de ingerir tremenda cantidad de azucar.

-Mejor traigame una botella de agua mineral- Pidió al camarero amablemente. -Y tú no te rías por favor- pidió con cara de espanto al caballero.

-No si antes me da un coma diabético- mencionó tan casual ella, riendo de lado por lo que podía pasarle. Aunque ya debía estar acostumbrada a lo dulzón por su familia, en especial su hermana. Bekka no respondió solo asintió ante las palabras disfrutando de su agua, por lo menos esa cosa no teníasabor a nada, absolutamente a nada. Y así terminó la merienda, ambos salieron del local y no fue hasta que las calles se despejaron que pusieron el plan improvisado en marcha.

-Que conveniente... Uahh- se asombro por la habilidad del plateado. Es más era una de esas habilidades que cualquiera gustaría de tener, y lo decía más por su propio maestro. Que ese depravado alcoholico sería capaz de hacer caos con algo así. No había duda. -Atrás suyo voy- Hablo por lo bajo pero con un tono alegre característico de ella. Tan jobial Bekka. -Esto parece a la "magia" que cuentan esos libros modernos de ahora... !Capa de invisilidad! Eso mismo... Ahi están- Guardó silencio, ambos siguiendo a las mujeres que parecían vestidas con cortinas antiguas de esas casonas abandonadas.

Las mujeres sin darse cuenta que estaban siendo vigiladas, hablaron con normalidad sobre sus problemas de uñas, corte de cabello, del juego de té de cierta mujer que era de baja calidad y más cosas que la pelirroja no pudo entender del todo. En fin, los ricos y sus problemas. Igualmente, ambas mujeres no tardaron en llegar a su destino, una casa noble sin duda alguna, bien vistosa por fuera y de seguro por dentro. Ambas fueron recebidas por un mayordomo, y de pronto ellas estaban dentro. Como la puerta era lo suficientemente grande por lo ostentoso que eran ellos, pasaron fácilmente atrás de las mujeres. El problema era como caminar cuando el salón y los corredores estaban llenos de empleados corriendo de un lado para otro, cambiando alfombra, cortinas, limpieando candelabros. Parecía que se preparaban para una fiesta, y no una de esas pequeñas sino algo a lo grande.

-No hay tanta gente noble aquí, para que algo grande- Pensó la pelirroja siguiendo de cerca a Horace.